Apuntes de viaje: American Airlines y su servicio sudaca

El servicio de a bordo de clase económica de cualquier vuelo de American Airlines entre Sudamérica y los Estados Unidos es deplorable. Compite en este rubro cabeza a cabeza con United Airlines, pero lo de AA parecería ser aún más decadente. El vuelo 996 Buenos Aires – Dallas es operado por viejos Boeing 777 que claramente han sido reciclados desde rutas de mayor prestigio porque aún conservan el equipamiento que hacia principios de los años ’90 era moderno: minúsculas pantallas individuales de baja definición y un curioso botón en cada apoyabrazos con el ícono de un teléfono de línea que dice “FAX”. El control de la pantalla está embutido en la parte superior de los apoyabrazos, con lo que si uno apoya los brazos, otorgando sentido pleno al nombre de dichos objetos, activa los botones del control y la pantalla hace cosas inesperadas… como encenderse, por ejemplo, mientras uno intenta pegar un ojo.

¿Fax?
¿Fax? ¿En serio?

La comida ocasionaría más de una revuelta carcelaria de ser servida a los presidiarios. El tradicional “chicken or pasta”, dependiendo de la opción del pasajero, se traduce en unos diez o doce macarrones pegoteados en una salsa reseca, o cinco o seis trocitos de pollo perdidos en un puñado de arroz fino y también reseco. El vino tinto viene en un garrafón de al menos litro y medio, invitando a no pedirlo. El desayuno consiste en un croissant reseco -uno comienza a distinguir un patrón en todo esto- acompañado por una pastilla de manteca y otra de queso untable para matizar la falta de humedad de la masa.

El avión conserva un atavismo bastante extraño de ver en estos días: una cabina para descanso de la tripulación, plantada en el medio de la clase económica, en un lugar donde aviones similares suelen tener baños. Por supuesto, nunca la vi utilizarse, pero reduce a sólo cuatro los baños disponibles para 194 pasajeros en un vuelo de 11 horas. Comienzo a pensar que quizás haya un motivo para disminuir las raciones de comida al mínimo.

Educando al periodista: de plagios y Wikipedia

Advertido por Sebastián Bassi, ayer descubro que en la edición web del diario La Nación una informativa nota de color titulada “¿Qué es una katana y para qué se la utiliza” era en realidad una burda copia del artículo de Wikipedia Catana.

En efecto, apenas una introducción made in La Nación y algunas adaptaciones menores, tal como haría cualquier estudiante haragán de la escuela secundaria. El resto reproducía palabra por palabra el artículo de la enciclopedia.

Captura de pantalla de 2015-04-10 18:07:43

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Una cámara para Diego, una cámara para Wikipedia

Autor Poco a Poco, licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported
Autor Poco a Poco, licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported

Todos usamos Wikipedia, todo el tiempo. Cada mes somos 500 millones las personas en el mundo las que una o muchas veces (por lo general, muchísimas veces) entramos a Wikipedia para verificar una fecha o un nombre, para aprender la historia de un personaje que admiramos o para saber algo más de la ciudad en la que estamos de visita, para tener una primer idea de un tema que tendremos que aprender luego con mayor profundidad o para conocer el contexto de alguna cosa que alguien mencionó en la tele, para zanjar una discusión entre amigos sobre un detalle histórico o científico.

Amamos en particular esos artículos que nos muestran de qué se trata: los que están acompañados por imágenes únicas que se ofrecen con una licencia libre para que podamos reutilizar de la manera que necesitemos o que se nos de la gana. Seguir leyendo Una cámara para Diego, una cámara para Wikipedia

Servicio a la comunidad

contramanoSeñora o señor conductor, señor chofer de camiones que llevan mercadería al súper del barrio, señor chofer de recolección de residuos, público en general: si encuentra en su camino una señal como la de la foto (un rectángulo blanco sobre un disco rojo), significa que usted no puede avanzar en esa dirección.

Quizás el funcionario que dio por aprobado su examen de conducir  no le preguntó y usted no lo sabía; en ese caso le damos la oportunidad de decubrirlo en estas líneas: ese cartel indica “no entrar”, “no avanzar, “contramano”, etc.

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Wiki loves monuments/ especial platenses

Tanque de agua de City BellWiki loves monuments es el concurso de fotografía más grande del mundo: en su edición 2012 participaron 353.768 fotografías tomadas por más de 15.000 fotógrafos provenientes de 33 países distintos.

Su popularidad se debe, entre otras cosas, a que no es un concurso de fotografía común y corriente.  El resultado no se termina con una bonita exhibición de los trabajo premiados y un brindis con los autores (¡aunque, por supuesto, la exhibición y el brindis también se incluyen!). Cada foto, las premiadas y las que no logran esa distinción, contribuyen a documentar nuestro patrimonio arquitectónico, cultural e histórico, a difundirlo por la Web y a ilustrar la mayor obra de consulta que haya existido hasta hoy: Wikipedia.

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Wiki ama el arte callejero… pero en Argentina no se consigue

Wiki Loves Public Art es una iniciativa hermana de Wiki Loves Monuments, impulsada por distintos capítulos del mundo Wikimedia junto con Europeana, la biblioteca digital europea de acceso libre.

Es un concurso de fotografía que este año se realizó en Austria, España (Barcelona), Finlandia, Israel y Suecia, cuyo tema son las obras de arte que se encuentran en el espacio público. La idea del concurso es registrar y disponer en Wikimedia Commons, el repositorio multimedia de la Fundación Wikimedia, imágenes del patrimonio artístico que se encuentra dispuesto en lugares de acceso público.

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Había una vez un aljibe…

aljbe de city bell
Aljibe de City Bell

Pensé en sacarle una foto al histórico aljibe de Pellegrini y las vías, en City Bell. No sabía que sólo quedaban escombros. El aljibe tenía aproximadamente 130 años y servía al apeadero del tren antes de que el pueblo fuera pueblo y siquiera hubiera estación. El aljibe, ya maltrecho, había sido declarado de valor histórico y cultural hace poco más de dos años. Pero para qué sirven esas declaraciones si no existe ninguna acción concreta para prevenir mayores daños y reparar los existentes.

Al parecer, el aljibe habría sido destruído hace un par de meses. Aunque si la de El Día es la foto de la “destrucción total”, deberían verlo ahora, reducido a una pila de escombros.

Danger: lateralidad cruzada.

En una visita al optómetra, me enteré que tengo lateralidad cruzada: todo mi cuerpo está dominado por el lado derecho (brazo+mano, pie, oído), excepto por el ojo. Parece ser que mi ojo izquierdo es el más hábil y comanda la forma en que miro el mundo.

Con cierta curiosidad, busqué en Google y me encontré con cientos de páginas donde se hablaba del “problema” de la “lateralidad cruzada”, con referencias a dificultades escolares, problemas de sociabilidad, confusión para los cálculos matemáticos, incluso gurúes que auguran que los niños en esta condición “nos van a dar problemas de lectoescritura, por el bajo dominio viso-espacial que poseen”.

Pues bien, yo me enteré ahora, a los 43 años. Y aprendí a leer y escribir cuando estaba en el jardín de infantes, tengo facilidad para las matemáticas, cursé mis estudios primarios, secundarios y universitarios con buenas notas -sin exagerar, por supuesto-, no creo tener problemas de relación y como si fuera poco, me siento una persona feliz la mayor parte del tiempo (no de los últimos tiempos, sino de la mayor parte de mi vida).

Así que si un psicólogo, pedagogo o chamán te alerta porque tu hijo tiene lateralidad cruzada, decile que se vaya a prometer tormentas a otro lado.

Fernando García miente (acerca de Wikipedia, el Ecce Homo de Borja y demás yerbas)

Hace rato que pasó de moda eso de referirse con sorna y desprecio a Wikipedia para presumir seriedad, academicismo, rigor intelectual. Nadie le avisó, sin embargo, a un tal Fernando García, que hoy escribió una columna en la revista Viva de Clarín y preso de sus prejuicios navegó entre el ridículo, la desinformación y la mentira.

La columna adorna una nota acerca del Ecce Homo de la localidad española de Borja, fresco del pintor Elías García Martínez que saltó a la fama por obra de una entusiasta restauradora aficionada llamada Cecilia Giménez. Todos recordarán el episodio: Doña Cecilia convirtió al Cristo en un monigote y Twitter se encargó del resto.

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