El cuento del tío y el oxígeno energizado

Una buena amiga, preocupada por los ambientes poco ventilados de nuestras oficinas, llegó entusiasmada con un ozonizador portátil, con la mágica promesa de purificar el aire, eliminar olores y, como si faltara algo, incidir positivamente sobre nuestra salud física y mental reduciendo el stress y oxigenando nuestros cuerpos.

No le presté mucha atención al asunto, ni siquiera cuando tuve el aparatito a pocos centímetros de mis pies, bajo mi escritorio: no hace ruido y el olor leve del ozono no era tan intenso como para incomodar. Hasta que un par de horas después, pese al clima templado, comencé a sentir un malestar en la garganta y el pecho. Quizás fuera casualidad, pero por las dudas apagué el milagroso artefacto energizante, y por unos minutos olvidé el asunto.

Pero mi malestar y la insistencia publicitaria en la cuestión energizante -lo energético fascina a mentirosos, chamanes y cultores de diversas pseudociencias- me obligaron a investigar un poco más. Me llamó la atención la cantidad de ofertas que aparecían ante una rápida búsqueda en Google, y los disparates con que anunciaban estos aparatos estimularon más mi curiosidad.

Hasta que llegué a artículos científicos y de autoridades sanitarias y comprobé la patraña: el ozono no es oxígeno energizado sino gas tóxico. Tal como lo lee.

Estamos acostumbrados a escuchar maravillas del ozono, pero ello se debe a que su presencia en la estratósfera forma la famosa capa de ozono, que impide el paso de la letal radiación ultravioleta. Pero que nos proteja del cáncer de piel no lo convierte en un héroe todoterreno.

Hay dos artículos particularmente interesantes, que recomiendo por si alguien quiere husmear en los detalles (o por si alguien no me cree, quizás más probable). Uno es un documento de la Organización Mundial de la Salud, titulado “Efectos sobre la salud de la contaminación ambiental, con especial consideración sobre el ozono y el dióxido de nitrógeno”(u óxido nítrico, como prefiera llamarlo). Su título en inglés es “Health Aspects of Air Pollution with Particulate Matter, Ozone and Nitrogen Dioxide” y es un informe de un grupo de trabajo de la OMS que compendia distintos trabajos en la materia.

El otro es un informe de la Agencia Ambiental de los Estados Unidos que se titula “Generadores de ozono que son vendidos como purificadores de aire” (“Ozone Generators that are Sold as Air Cleaners”), que parte de negar toda autorización de agencia gubernamental alguna en los EEUU para vender ozonificadores domésticos, pero que con una buena cantidad de referencias científicas refuta cada argumento de los vendedores de ozonificadores.

Para no aburrirlos, va un punteo de las principales conclusiones señaladas en sendos documentos:

  1. El ozono es un gas que, inhalado, tiene efectos muy perjudiciales sobre la salud.
  2. Entre otros, se señala que el agravamiento de condiciones de asma, la disminución de la función pulmonar y daño pulmonar crónico son algunos de los riesgos derivados de la exposición al ozono.
  3. Se han estudiado especialmente los efectos de exposiciones prolongadas a importantes concentraciones de ozono, sin embargo, no hay evidencia que señale que por debajo de un umbral de exposición/concentración de ozono no existan riesgos. Dicho en otras palabras, no hay evidencia científica que asegure que algunas concentraciones de ozono sean saludables (y ni siquiera “no perjudiciales”).
  4. A pesar de su declamadas virtudes “purificadoras”, el ozono no tiene ninguna capacidad para remover el monóxido de carbono. A lo sumo, enmascara olores indeseables.
  5. Respecto de otros químicos, la combinación con el ozono en ocasiones puede acarrear el efecto deseado de disipar olores desagradables, pero forma otros compuestos tóxicos o peligrosos. Por ejemplo, en combinación con aldehídos puede formar ácido fórmico, altamente irritante para los pulmones.
  6. El ozono no disipa polvo, polen u otras partículas que se encuentren en suspensión, careciendo por ende de cualquier efecto positivo sobre las alergias.
  7. No tiene ningún efecto sobre virus o bacterias en suspensión (si los tuviera, sería con una concentración de ozono varias veces más alta que los máximos tolerados por los humanos).
Y hay más, pero me parece que con eso es suficiente. Mientras tanto, publicistas que mezclan ignorancia con falta de escrúpulos venden aparatitos que producen oxígeno energizado. Esto también es ausencia del Estado, que por lo menos debería decir “no sabemos si ese aparato le va a hacer mal. Pero estamos seguros de que bien no le va a hacer”. E impedir las publicidades engañosas, que venden magia enchufable -a unos buenos mangos, sin aclarar que no hay conejo que salga de la galera.

	

3 comentarios en “El cuento del tío y el oxígeno energizado

  1. Lo que decis es verdad, aunque el O3 si se usa como desinfectante, claro que no se si a la concentración que generan esos aparatos. De todas maneras es sin duda un claim sin sustento y por lo tanto un fraude, aunque hay gente que le gusta el olor producido por esos aparatos.
    Pero bueno, se han cansado de vender pulseras “holograficas” para mejorar el equilibrio (power balance), asi que mientras haya gente sin capacidad de tener pensamiento critico, la estafa continuará. Lo que hiciste vos de ponerte a averiguar sobre el tema es la exepcion.

  2. A vos no hay manera de venderte una alfombra voladora… a propósito, algún interesado en una Máquina del Tiempo ? Poco uso, nunca taxi, papeles al día, color beige, techo vinilico negro y caja de cuarta. Para atrás y para adelante (en el tiempo) con la misma ficha.

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