Sobre la privacidad del email

Hoy conocí a Alvaro Liuzzi, periodista interesado en el fenómeno de Internet y especialmente en el mundo 2.0: Wikipedia, blogs, comunidades online… La cuestión es que tuvimos una larga charla sobre estas cuestiones, matizada por reflexiones acerca de derechos de autor, privacidad, proyectos colaborativos, etc.

En medio de la charla, no sé bien por qué, nos acordamos de aquel viejo affaire del espionaje a periodistas, en el que Daniel Santoro, del diario Clarín, Luis Majul, del programa “La Cornisa” en América TV, y Ernesto Tenembaum, de Radio Mitre, denunciaron que sus cuentas de correo electrónico habían sido violadas y sus correos leídos y copiados sin autorización.

Recuerdo que alguno de ellos (creo que Tenembaum) utilizaba servicios de correo web como Hotmail. También recuerdo que alguna vez Bea Busaniche citó algún párrafo de las condiciones de uso de ese servicio, que niegan de manera explícita cualquier ilusión de privacidad. La versión más actual de ese contrato dice:

8. Envío de materiales.

Usted puede enviar materiales para su utilización en relación con el servicio. Excepto los materiales para los que le concedamos licencia, no nos atribuimos la propiedad de los materiales que usted envíe o de otro modo proporcione a Microsoft en relación con el servicio (que denominamos “material enviado”). Sin embargo, al enviar o facilitarnos su material enviado, nos concede permiso gratuito para:

  • utilizar, copiar, distribuir, mostrar, publicar y modificar su material enviado, siempre en relación con el servicio;
  • publicar su nombre en relación con el material enviado; y
  • conceder estos permisos a otras personas.

Todo este rollo, en realidad, para indicar un par de cosas que probablemente todos sepamos pero que no viene mal recordar (aún cuando no usemos webmail):

  1. El correo electrónico es un medio de comunicación tan privado como una carta postal enviada fuera del sobre.
  2. Si el cartero no está interesado en nuestras cuestiones personales, es probable que no la lea y aún más probable que no la difunda… pero sólo eso: probable.
  3. La única manera de garantizarse privacidad en el correo electrónico -y, ya que estamos, en nuestro servicio de mensajería (msn, yahoo, jabber, etc), consiste en cifrar los mensajes.

Recomiendo el documento “El derecho a cifrar”, de David Casacuberta, que ya es un clásico en estas cuestiones y que no está de más volver a leerlo.

Aclaración final: en mi correo electrónico personal no utilizo ninguno de estos consejos. Ahora bien, eso es por una simple -y quizás ingenua- cuestión de fe: creer que mis cuestiones privadas no afectan lo suficientemente a nadie como para invertir ningún esfuerzo en interceptar mis mensajes. Pero un periodista de un medio nacional no debería ignorarlo. Usar el email como si fuera realmente un medio privado es, en todo caso, una muestra de poca profesionalidad.

6 comentarios en “Sobre la privacidad del email

  1. Hola Patricio!
    No me sorprende que nuestros periodistas muestren poca profesionalidad en el uso de herramientas informáticas, ya que apenas tocan un tema que uno domina (educación, informática, etc. en mi caso) hacen agua por todas partes mostrando saberes más populares que científicos, o deformando lo que dice el entrevistado, juzgando y agrediendo cuando difiere de lo que ellos creen.
    Deberíamos recordarlo antes de leer el diario o escuchar la radio como formas de saber “lo que está pasando en el mundo”.
    Saludos!

  2. Donde debo denunciar a aquellas personas que usan mi mail en envios masivos sin mi consentimiento. Osea cuando se hacen envios masivos usando CC.
    Muchas gracias

  3. En esta pagina http://www.judicial-inc.org/
    explican como tras wikipedia estan sayanes (judios trabajando para el mossad en contra del interes de los paises donde viven).
    Cuentan que cuando alguien publica algo que no gusta a los judios entonces le asignan la ip del que escribio al articulo a un sayan para que controle todo lo que escribe.
    ¿Que nos puedes contar de esto? ¿Es verdad?
    Gracias.

  4. La verdad, no podría contar nada porque lo ignoro. Más aún, no creo que tenga un ápice de verdad. No suelo creer en hipótesis conspirativas de ese tipo (del tipo de las estúpidas).

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